RESUMEN:
El fin propio de cualquier virtud moral consiste en conformarse con la recta razón. Por la virtud moral el hombre impone un justo medio a las inclinaciones de sus potencias, pero entre esas inclinaciones naturales está TAMBIÉN la de conformarse a la razón. De ahí que la vida virtuosa sea también en sí misma un anhelo natural de todo ser humano. La prudencia sólo viene a determinar cómo y con qué medios podemos satisfacer nuestras inclinaciones de una forma razonable, es decir conforme al justo medio determinado por la razón.


TEXTUAL:
¿Corresponde a la prudencia hallar el justo medio de las virtudes morales?



Solución. Hay que decir: Conformarse con la recta razón es el fin propio de cualquier virtud moral. Y así, la templanza va encaminada a que el hombre no se desvíe de la razón por la concupiscencia; igualmente, la fortaleza procura que no se aparte del juicio recto de la razón por el temor o la audacia. Ese fin se lo señaló al hombre la razón natural, que dicta a cada uno obrar conforme a la razón. Ahora bien, incumbe a la prudencia determinar de qué manera y con qué medios debe el hombre alcanzar con sus actos el medio racional. En efecto, aunque el fin de la virtud moral es alcanzar el justo medio, éste solamente se logra mediante la recta disposición de los medios.


COMENTARIO:
Esta explicación se corresponde con el bien humano de la filosofía de Grisez-Finnis de la racionalidad práctica


FUENTE:
Suma de Teología II-II q.47, a.7, s.


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología II-II (a) Ed. BAC, Madrid, 1995 (1271)


CLAVES: Virtud > Inclinación natural a la virtud