Por decirlo más claramente: no es en el concepto de hombre, sino en el hombre existente, donde cabe encontrar la imagen de Dios, pues así como sólo en los entes reales cabe advertir actividad real, sólo el hombre existente tiene la posibilidad real de ejercer la actividad que le es propia –la actividad libre–, a partir de la cual cabe descubrir aquella imagen.
Ana Marta GONZÁLEZ, Moral, razón y...