p. 127 SEDUARDUS. Ningún filósofo importante ha entendido que la ética se base en voluntades que emiten órdenes o mandatos. Si me dejas pensar unos pocos segundos… quizá Francisco Suárez (1610) sí hizo depender las leyes desde la voluntad, pero quedó muy en solitario. Antes habían publicado Juan Duns Scoto y Guillermo de Ockham en el mismo sentido. Ellos mantenían que los mandatos de Dios creaban los deberes; desde este planteamiento, si alguien no cree en Dios, no tiene esos deberes.

Desde luego, en los temas más inmediatos y pragmáticos, sí interviene la voluntad del gobierno. Si existe una ley que ordena que la velocidad máxima en las autovías es de 120 km/h., esa ley es una orden del gobierno. Pero existen ‘órdenes’ de naturaleza distinta: si no debemos robar, esa prohibición no el resultado de alguna orden. Fíjate en una faceta del problema en la que no siempre reparamos. El legislador en lo penal es tan consciente de la desproporción entre lo que él prohíbe y entre lo que es su voluntad, que las leyes penales no están redactadas en modo imperativo; en lugar del imperativo establecen, simplemente, que quien haga tal cosa será castigado con la pena de… Sería ridículo decir que quedan prohibidos los robos porque así lo dispone el Parlamento o el Gobierno actual. Un gobierno puede decir que ellos han creado los nuevos límites de velocidad en las carreteras, pero no puede mantener que ellos han creado las prohibiciones de los homicidios o de los robos.


BELLAPERTICA. Si no es necesaria ninguna orden, ¿por qué hemos de hacer caso a lo que indica la razón?

SEDUARDUS. Porque la ética trata de bienes, no de órdenes o mandatos. Me haces entrar de lleno en el tema de los bienes humanos sociales. Repara en que Tomás de Aquino ya estableció que la ética no se expresa en modo verbal imperativo, sino en modo de indicativo. Es decir, si reproduzco literalmente las palabras tomistas, la regla ética no establece "¡Haz esto! (Fac hoc!), sino "Esto está para que tú lo hagas": Hoc est tibi faciendum. Propuso este problema lo mismo que Platón antes y que Kant después.

BELLAPERTICA. ¿Qué llevó a Tomás de Aquino a establecer esto?

SEDUARDUS. La intuición para los bienes. Él mantuvo que las pasiones fundamentales del hombre son la tristeza y la alegría. Si alguien está en paz con Dios, con los demás y consigo mismo ése será un hombre que viva la alegría. Si además es creyente, su alegría será más intensa porque sabe que a lo magnífico de la vida actual le seguirá la maravilla de la vida futura. Su intuición más básica es que hay demasiados bienes esperando ser hechos realidad como para necesitar órdenes o mandatos para alcanzarlos.