RESUMEN:
Sobre cómo tratar a los ingratos: no precipitarse en el juicio. Tratar de convertir al ingrato en agradecido ayudándole todavía más. Y si nunca agradece nada, pues que se fastidie y que no se le hagan más favores.


TEXTUAL:
ARTICULO 4 ¿Deben dejarse de hacer beneficios a los ingratos?

Solución. Hay que decir: Que, a propósito de los ingratos, deben considerarse dos cosas. Una, qué castigo merece el ingrato; y lo cierto es que, por serlo, merece que se le sustraiga el beneficio. Otra, qué es lo que debe hacer el bienhechor. Pues, primeramente, no debe precipitarse en su juicio acerca de la ingratitud; en efecto, no pocas veces acontece que uno es agradecido aunque no haya recompensado, como dice Séneca [1.3 c.7:DD169]; porque quizá no se le ha presentado todavía posibilidad o la debida oportunidad para hacerlo. Y, en segundo lugar, debe proponerse como objetivo el trocar al ingrato en agradecido; efecto que si no logra con el primer beneficio, bien pudiera ser que con el segundo lo consiga. Y si, a pesar de multiplicar los beneficios, la ingratitud va en aumento y el beneficiado se hace cada vez peor, debe en este caso cesar en la prestación de beneficios.


FUENTE:
DE AQUINO, Tomas: Suma de Teologia II-II (b), Ed.BAC, 2001 Madrid II-II, q.107, a4, s.


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomas: Suma de Teologia II-II (b) Ed. BAC, Madrid, 2001 (1224)


CLAVES: Soberbia > Especies de la soberbia > Ingratitud