Sexualidad > Pornografía > Argumento contra: proteger la dignidad y belleza del sexo
RESUMEN:
El interés humano por la dignidad y la belleza de las relaciones sexuales, y por la creación y mantenimiento de una «estructura cultural» que respalde estos bienes, es un interés «colectivo» (justo) en el sentido de que (1) estos bienes son intereses genuinos de todos y cada uno de los miembros individuales de la colectividad, y (2) tal estructura cultural no puede existir sin la colaboración, el esfuerzo común y restricciones comunes.
El interés humano por la dignidad y la belleza de las relaciones sexuales, y por la creación y mantenimiento de una «estructura cultural» que respalde estos bienes, es un interés «colectivo» (justo) en el sentido de que (1) estos bienes son intereses genuinos de todos y cada uno de los miembros individuales de la colectividad, y (2) tal estructura cultural no puede existir sin la colaboración, el esfuerzo común y restricciones comunes.
TEXTUAL:
El interés humano por la dignidad y la belleza de las relaciones sexuales, y por la creación y mantenimiento de una «estructura cultural» que respalde estos bienes, es un interés «colectivo» (justo) en el sentido de que (1) estos bienes son intereses genuinos de todos y cada uno de los miembros individuales de la colectividad, y (2) tal estructura cultural no puede existir sin la colaboración, el esfuerzo común y restricciones comunes. Es un interés «común», y materia de bien común (justo), en el sentido de que es compartido por todos y puede preservarse y fomentarse por la acción común. Merece la pena señalar que entre aquellas personas cuyos intereses la legislación antipornográfica puede preservar y fomentar, se encuentran esos mismos individuos que están inclinados a usar la pornografía si estuviera disponible libremente. La dignidad y la belleza de las relaciones sexuales (y una estructura cultural favorecedora) no son menos bienes para ellos que para cualquier otro. En la medida en que sirve a estos bienes (verdaderamente comunes), la legislación antipornográfica preserva y fomenta, en lugar de perjudicar, sus intereses tanto como los intereses de todos los demás.
Tal no sería el caso, por supuesto, si los intereses humanos fueran en última instancia asuntos de satisfacción de los deseos. En este caso, la legislación antipornográfica representaría un favorecimiento de los intereses (deseos) de aquellos a los que resulta que les gusta la dignidad y la belleza de las relaciones humanas por encima de los intereses de aquellos a los que resulta que les gusta y desean la pornografía.
El interés humano por la dignidad y la belleza de las relaciones sexuales, y por la creación y mantenimiento de una «estructura cultural» que respalde estos bienes, es un interés «colectivo» (justo) en el sentido de que (1) estos bienes son intereses genuinos de todos y cada uno de los miembros individuales de la colectividad, y (2) tal estructura cultural no puede existir sin la colaboración, el esfuerzo común y restricciones comunes. Es un interés «común», y materia de bien común (justo), en el sentido de que es compartido por todos y puede preservarse y fomentarse por la acción común. Merece la pena señalar que entre aquellas personas cuyos intereses la legislación antipornográfica puede preservar y fomentar, se encuentran esos mismos individuos que están inclinados a usar la pornografía si estuviera disponible libremente. La dignidad y la belleza de las relaciones sexuales (y una estructura cultural favorecedora) no son menos bienes para ellos que para cualquier otro. En la medida en que sirve a estos bienes (verdaderamente comunes), la legislación antipornográfica preserva y fomenta, en lugar de perjudicar, sus intereses tanto como los intereses de todos los demás.
Tal no sería el caso, por supuesto, si los intereses humanos fueran en última instancia asuntos de satisfacción de los deseos. En este caso, la legislación antipornográfica representaría un favorecimiento de los intereses (deseos) de aquellos a los que resulta que les gusta la dignidad y la belleza de las relaciones humanas por encima de los intereses de aquellos a los que resulta que les gusta y desean la pornografía.
FUENTE:
GEORGE, Robert: Para hacer mejores a los hombres (Libro) , , Ed.Ediciones Internacionales Universitarias, 2002 Madrid p. 98
GEORGE, Robert: Para hacer mejores a los hombres (Libro) , , Ed.Ediciones Internacionales Universitarias, 2002 Madrid p. 98
FUENTE AMPLIADA:
GEORGE, Robert: Para hacer mejores a los hombres Ed. Ediciones Internacionales Universitarias, Madrid, 2002 (1993)
GEORGE, Robert: Para hacer mejores a los hombres Ed. Ediciones Internacionales Universitarias, Madrid, 2002 (1993)
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