RESUMEN:
Según Kelsen, la democracia exige la convicción de que no es posible conocer un bien objetivo absoluto, y que por tanto, sólo podemos atenernos a lo que las mayorías estimen que es lo mejor para la sociedad.


TEXTUAL:
p.262 La democracia exige la convicción opuesta, a saber, el relativismo filosófico y su negativa de que haya o pueda ser conocido un bien absoluto, o sea, un bien que sea anterior a la voluntad del ser humano y que la inteligencia pueda descubrir como vinculante. Ello se aprecia bien en un pasaje en el que explica el criterio de la legislación en una democracia:

«(…) legislar significa determinar el contenido de un orden social, no de acuerdo a lo que es objetivamente mejor para los individuos sometidos a ese orden, sino de acuerdo a lo que estos individuos, o su mayoría, correcta o incorrectamente creen que es lo mejor para ellos; esta consecuencia de los principios de libertad e igualdad es justiciable sólo si no existe una respuesta absoluta a la pregunta de qué es lo mejor, si no existe algo así como un bien absoluto» [“Absolutismo y relativismo en la filosofía y en la política, p.206].

El principio de la mayoría [36] y la institución de la legislación quedan fundados de este modo en la igualdad que tienen todos los individuos en cuanto a su ignorancia del bien objetivo, y en la consiguiente libertad para establecerlo subjetivamente, sin más limitación que su adecuación a las reglas y procedimientos formales de la democracia. El relativismo de los juicios de valor conforme al cual «dos juicios opuestos no son lógica ni moralmente imposibles», es condición para la exigencia democrática de respetar la opinión política de cualquier otro y de que ningún individuo tenga derecho de imponer su voluntad sobre los demás [37]. Pero el mismo relativismo hace justificable «imponer un orden social en contra de individuos que estén en desacuerdo con éste, sólo si este orden está en armonía con el mayor número posible de individuos legales, es decir, con la voluntad de la mayoría» [38]. Esta imposición no tiene límites morales ni de justicia, pues el bien –diríamos, el único absoluto que permanece vigente en el nuevo orden político– es la voluntad de la mayoría.

34 Absolutismo y relativismo en la filosofía y en la política, 206.

35 Ibíd.

36 Cfr. H. KELSEN: Esencia y valor de la democracia, cap. VI.

37 Cfr. “What is justice?”, 206.

38 Op. cit., 206-207.



FUENTE:
ARAOS SAN MARTÍN, Jaime: Relativismo, tolerancia y democracia en H. Kelsen, Ed., 2008


FUENTE AMPLIADA:
ARAOS SAN MARTÍN, Jaime: Relativismo, tolerancia y democracia en H. Kelsen Ed. , , 2008


CLAVES: Relativismo ético > Democracia y relativismo