RESUMEN:
A las virtudes morales corresponde el fin, no porque lo impongan ellas, sino por tender al fin señalado por la razón natural. La prudencia les presta en ello su colaboración preparándoles el camino y disponiendo de los medios. De eso resulta que la prudencia es más noble que las virtudes morales y las mueve. La sindéresis, por su parte, mueve a la prudencia como los principios especulativos mueven a la ciencia.


TEXTUAL:
3. Y también: A la virtud, arte o potencia cuyo objeto es el fin, le corresponde imperar sobre las demás virtudes, artes o facultades cuyo objeto son los medios. La prudencia dirige e impera las demás virtudes morales. Luego les impone el fin.



3. A la tercera hay que decir: A las virtudes morales corresponde el fin, no porque lo impongan ellas, sino por tender al fin señalado por la razón natural. La prudencia les presta en ello su colaboración preparándoles el camino y disponiendo de los medios. De eso resulta que la prudencia es más noble que las virtudes morales y las mueve. La sindéresis, por su parte, mueve a la prudencia como los principios especulativos mueven a la ciencia.



COMENTARIO:
El primer principio de la razón práctica es la sindéresis, que consiste en una inclinación natural hacia el bien. Y a este principio innegable, que no elegimos nosotros, sino que nos viene dado con nuestra naturaleza, se subordina la prudencia. La prudencia por lo tanto, no señala el fin, sino los medios para dar cumplida respuesta a esa inclinación natural hacia el bien. Todas las virtudes morales tienen también ese fin natural marcado por la sindéresis.


FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología II-II (a), Ed.BAC, 1995 Madrid q.47, a.6, ab.3 y ad.3


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología II-II (a) Ed. BAC, Madrid, 1995 (1271)


CLAVES: Razón práctica > Sindéresis