RESUMEN:
Dios no gobierna dando órdenes, sino que es el fin con vistas al cual la prudencia da órdenes. Dios como fin natural del hombre, y lo mejor es elegir aquello que nos disponga más adecuadamente para contemplar a Dios


TEXTUAL:
EE, VIII, 1249b: Pero existe, igualmente, para el médico una norma con referencia a la cual juzga qué cuerpo está sano y cuál no, y que determina qué es lo que hay que hacer para estar sano; que, si se hace en menor o mayor grado, no se alcanza la salud. Así, también, para el hombre virtuoso: respecto de las acciones y elección de los bienes naturales, pero no laudables, debe haber una norma de la disposición y de la elección, y también para evitar el exceso y el defecto en las riquezas y en la buena suerte. Antes se ha dicho que esta norma era «de acuerdo con la razón», lo que equivaldría a decir, en cuanto al alimento, «de acuerdo con la ciencia médica y su razón». Esto es verdadero, pero poco claro. Es preciso, pues, aquí como en otras partes, vivir según el PRINCIPIO rector [ver nota 132] y según el modo de ser y la actividad de este principio que manda; por ejemplo, el esclavo según el principio de su señor, y cada uno según el principio adecuado para él. El hombre, en efecto, se compone naturalmente de una parte que manda y de otra que obedece, y cada uno debe vivir según su principio rector (y éste es doble; pues la medicina y la salud son principios de una manera diferente: la primera está en función de la segunda; y esto es también lo que ocurre con respecto a la facultad teorética. Pues DIOS NO GOBIERNA DANDO ÓRDENES, SINO QUE ES EL FIN CON VISTAS AL CUAL LA PRUDENCIA DA ÓRDENES (pero la palabra «fin» es ambigua, como se ha distinguido en otra parte), puesto que Dios no necesita nada. ASÍ, ESTA ELECCIÓN Y ADQUISICIÓN DE BIENES NATURALES BIENES DEL CUERPO, RIQUEZAS, AMIGOS Y OTROS BIENES QUE MÁS PROMUEVE LA CONTEMPLACIÓN [VER NOTA 136] DE LA DIVINIDAD, ES LA MEJOR, Y ESTA NORMA ES LA MÁS BELLA; pero aquella que por defecto o por exceso impide vivir y contemplar la divinidad es mala. El hombre posee esto en su alma, y ésta es la mejor norma para ella: percibir lo menos posible la otra parte del alma como tal.



[Nota 132 ARISTOTELES, en la Metafísica (1012b34-1013a23), distingue cinco acepciones de esta palabra "arché", principio, y las compendia así: «Así, pues, a todos los principios es común ser lo primero desde lo cual algo es o se hace o se conoce... Por eso es principio la naturaleza, el elemento, la inteligencia, el designio, la substancia y la causa final, pues el principio del conocimiento y del movimiento de muchas cosas es lo Bueno y lo Bello» (trad. GARCÍA YEBRA).]

[nota 133 La medicina es causa eficiente, la salud causa final.]

[nota 136 En el texto, tén toú theoú theórían. La vida contemplativa es, etimológicamente, la vida del «espectador»: somos espectadores de la verdad, y la finalidad de la contemplación es alcanzar el conocimiento, en la medida en que el hombre puede alcanzarlo, de las realidades divinas.]



FUENTE:
ARISTÓTELES, : Ética Nicomáquea - Ética Eudemia (Libro) , , Ed.Gredos, 1998 Madrid EE, VIII, 1249b


FUENTE AMPLIADA:
ARISTÓTELES, : Ética Nicomáquea - Ética Eudemia Ed. Gredos, Madrid, 1998 (1985)


CLAVES: Razón práctica > Primer principio de la razón práctica > Dios como causa última del apetito del fin