RESUMEN:
Cuál es la causa de los primeros principios del obrar moral, cuál es la causa de que nos guste el bien


TEXTUAL:
EE, VIII, 1248a20: Sin embargo, uno podría preguntarse si la suerte es causa de desear lo que se debe y cuando se debe; o, en este caso, ¿no será causa de todo, incluso del pensar y del deliberar? Pues no se delibera después de haber deliberado, estando precedida esta deliberación por otra, ni se piensa después de haber pensado con anterioridad a este pensar, y así hasta el infinito, sino que hay un principio. Por consiguiente, el entendimiento no es el principio del pensar, ni la deliberación del deliberar. Entonces, ¿qué otra cosa resta sino la suerte? Así todo procederá de la suerte. Pero ¿no hay otro principio, fuera del cual no hay otro, y, puesto que él es de tal naturaleza, es capaz de producir tal efecto? Pero esto es lo que estamos investigando: ¿CUÁL ES EL PRINCIPIO DEL MOVIMIENTO EN EL ALMA? La respuesta es evidente: como en el universo, también aquí Dios lo mueve todo, ya que, de alguna manera, lo divino en nosotros mueve todas las cosas. EL PRINCIPIO DE LA RAZÓN NO ES LA RAZÓN SINO ALGO SUPERIOR. ¿Qué podría haber de superior a la ciencia y al entendimiento salvo Dios? No la virtud, ya que ésta es un instrumento del entendimiento [instrumento porque nos facilita la elección del justo medio]. Por esto, como he dicho antes, se llaman afortunados los que, a pesar de ser irracionales [se refiere a los que sin deliberación aciertan con el bien], tienen éxito siguiendo su impulso. Y a éstos no les hace falta deliberar, pues poseen un principio superior al entendimiento y a la deliberación (los otros tienen la razón, pero no este principio), es decir el entusiasmo, pero no pueden deliberar. Pues, aunque irracionales, consiguen incluso la rápida adivinación propia de las personas prudentes y sabias; sólo se les ha de negar la adivinación que procede de la razón, y mientras unos se sirven de la experiencia, otros de la costumbre de la observación, éstos emplean lo divino; ya que la divinidad ve bien el futuro y el presente y aquellas cosas de las que la razón se ha separado. Por este motivo, los melancólicos tienen incluso sueños verídicos: el principio, en efecto, parece tener más fuerza cuando la razón se ha separado, como los ciegos tienen mejor memoria, por estar ésta libre con relación a los objetos visibles.



FUENTE:
ARISTÓTELES, : Ética Nicomáquea - Ética Eudemia (Libro) , , Ed.Gredos, 1998 Madrid EEE, VIII, 1248a20


FUENTE AMPLIADA:
ARISTÓTELES, : Ética Nicomáquea - Ética Eudemia Ed. Gredos, Madrid, 1998 (1985)


CLAVES: Razón práctica > Primer principio de la razón práctica > Dios como causa última del apetito del fin