RESUMEN:
La regla de oro kantiana ?obra de tal manera que trates tu humanidad, en tu propia persona o en la de los demás, siempre como un fin y nunca como un medio? podría ser equivalente a la exigencia de la racionalidad de Finnis ?No obres nunca directamente contra ningún bien humano básico? si no fuera porque el concepto de ?humanidad? de la definición kantiana se reduce al ámbito de la racionalidad, de aquello que no compartimos con los demás animales. En el fondo, el principio kantiano consiste en respetar la autonomía de de la razón de cada uno, que es lo más noble que tiene, entendida como capacidad de ponerse fines. Y no tiene en cuenta que otros bienes son también cognoscibles racionalmente en términos de fin.


COMENTARIO:
La regla de oro kantiana «obra de tal manera que trates tu humanidad, en tu propia persona o en la de los demás, siempre como un fin y nunca como un medio» podría ser equivalente a la exigencia de la racionalidad de Finnis «No obres nunca directamente contra ningún bien humano básico» si no fuera porque el concepto de "humanidad" de la definición kantiana se reduce al ámbito de la racionalidad, de aquello que no compartimos con los demás animales. Para Kant, los demás bienes humanos básicos están al servicio del mantenimiento y desarrollo de la vida racional. La identificación kantiana entre "humanidad" y "naturaleza racional", que a la postre no es otra cosa que la autonomía entendida como capacidad de ponerse fines, le lleva a marginar en la práctica los otros bienes humanos. Finnis considera que ésta es otra de las manifestaciones del error de Aristóteles (mencionado en el cap I.4) por el cual aquello que no compartimos con los demás animales, la racionalidad, se convierte en el objeto exclusivo de la preocupación racional humana. El dualismo kantiano está en la base de este planteamiento: la moral no puede derivarse de principios empíricos como las inclinaciones del hombre, sino sólo de la pura razón práctica... En el fondo Kant pretendió superar el edificio de la filosofía de Hume, pero con los mismos ladrillos que éste. La razón kantiana no es "esclava de las pasiones", no está más que al servicio de ella misma. Pero Finnis critica a Kant porque la razón capta como bienes inteligibles no sólo la autonomía de la propia razón, sino otras posibilidades de la existencia humana. Para Kant la perfección humana consiste en la cultivación de la propia voluntad, que consiste en sobrepasar más y más su condición animal para ser más y más humano. En cambio para Finnis la razón práctica conoce como bienes igualmente valiosos la vida, el conocimiento, el juego, apreciación estética, amistad. Kant ve en los bienes humanos básicos simples objetos de inclinaciones, de movimientos emprícos, contingentes. Para Kant someterse de algún modo a estas inclinaciones significa claudicar frente a lo animal que hay en nosotros, en detrimento de la vida racional. Sería renunciar a la autonomía, para someterse a la heternomia de la naturaleza empírica.

 Finnis está de acuerdo con Kant en que ?sigue la naturaleza? no es un principio del razonamiento insito en el obrar moral (visión Suareziana): para Finnis los bienes básicos son ocasiones u oportunidades de llegar a ser todo lo que uno puede ser. Y lejos de ser principios heterónomos, son de hecho momentos intrínsecos de la propia autonomía; manifiestan lo que hay de valioso en el hombre, realizable mediante libre autodeterminación, id est by the free choices towards wich all one?s practical reasoning is directed. (FE, p124)

 Por lo tanto, si se interpreta el término ?humanidad? de la definición kantiana en el sentido de Finnis, esto es, refereido a todos los aspectos básicos de la realización humana, el principio kantiano de respeto a la humanidad puede ser aplicable a la filosofía de Finnis como una buena formulación del principio maestro del razonamiento ético: elige siempre abierto a la realización humana.



FUENTE:
FINNIS, John: Fundamental of Ethics, Ed.Georgetown University Press, 1983 Oxford p.121 y 122


FUENTE AMPLIADA:
FINNIS, John: Fundamental of Ethics Ed. Georgetown University Press, Oxford, 1983


CLAVES: Razón práctica > Modos de responsabilidad > Regla de oro / fin no justifica los medios