Razón práctica > Elección
RESUMEN:
La naturaleza del libre albedrío debe ser analizada a partir del estudio del acto de elegir
La naturaleza del libre albedrío debe ser analizada a partir del estudio del acto de elegir
TEXTUAL:
En cambio está lo que dice el Filósofo en III ETHIC.14: LA ELECCIÓN ES EL DESEO DE AQUELLO QUE ESTÁ EN NUESTRO PODER. Pero el deseo es un acto de la potencia apetitiva. Por lo tanto, también lo es la elección. Ahora bien, el libre albedrío es aquello por lo que elegimos. Por lo tanto, el libre albedrío es una potencia apetitiva. Solución. HAY QUE DECIR: La elección es lo propio del libre albedrío, y por eso se dice que tenemos libre albedrío, porque podemos aceptar algo o rehusarlo, y esto es elegir. De este modo, la naturaleza del libre albedrío debe ser analizada a partir de la elección. En la elección coinciden en parte la facultad cognoscitiva y en parte la facultad apetitiva. Por parte de la facultad cognoscitiva, se precisa la deliberación o consejo, por el que se juzga sobre lo que ha de ser preferido. Por parte de la facultad apetitiva se precisa el acto del apetito aceptando lo determinado por el consejo. Así, Aristóteles en VI ETHIC.15 en cierto momento deja en duda si la elección pertenece principalmente a la facultad cognoscitiva o a la apetitiva, pues dice que la elección es UN ENTENDIMIENTO APETITIVO O UN APETITO INTELECTIVO. Pero en III ETHIC.16 se inclina por afirmar que se trata de un apetito intelectivo, llamando elección al DESEO DEPENDIENTE DE UN CONSEJO. El porqué de esto radica en que el objeto de la elección son los medios que llevan a un fin, y el medio en cuanto tal es el bien llamado ÚTIL. Por lo tanto, como quiera que el bien en cuanto tal es el objeto del apetito, se sigue que la elección es sobre todo un acto de la potencia apetitiva. Consecuentemente, el libre albedrío es una potencia apetitiva.
En cambio está lo que dice el Filósofo en III ETHIC.14: LA ELECCIÓN ES EL DESEO DE AQUELLO QUE ESTÁ EN NUESTRO PODER. Pero el deseo es un acto de la potencia apetitiva. Por lo tanto, también lo es la elección. Ahora bien, el libre albedrío es aquello por lo que elegimos. Por lo tanto, el libre albedrío es una potencia apetitiva. Solución. HAY QUE DECIR: La elección es lo propio del libre albedrío, y por eso se dice que tenemos libre albedrío, porque podemos aceptar algo o rehusarlo, y esto es elegir. De este modo, la naturaleza del libre albedrío debe ser analizada a partir de la elección. En la elección coinciden en parte la facultad cognoscitiva y en parte la facultad apetitiva. Por parte de la facultad cognoscitiva, se precisa la deliberación o consejo, por el que se juzga sobre lo que ha de ser preferido. Por parte de la facultad apetitiva se precisa el acto del apetito aceptando lo determinado por el consejo. Así, Aristóteles en VI ETHIC.15 en cierto momento deja en duda si la elección pertenece principalmente a la facultad cognoscitiva o a la apetitiva, pues dice que la elección es UN ENTENDIMIENTO APETITIVO O UN APETITO INTELECTIVO. Pero en III ETHIC.16 se inclina por afirmar que se trata de un apetito intelectivo, llamando elección al DESEO DEPENDIENTE DE UN CONSEJO. El porqué de esto radica en que el objeto de la elección son los medios que llevan a un fin, y el medio en cuanto tal es el bien llamado ÚTIL. Por lo tanto, como quiera que el bien en cuanto tal es el objeto del apetito, se sigue que la elección es sobre todo un acto de la potencia apetitiva. Consecuentemente, el libre albedrío es una potencia apetitiva.
FUENTE:
Tomás de Aquino: Suma Teologica, I [trad. BAC Maior, 2001] q.83, a.3, s.
Tomás de Aquino: Suma Teologica, I [trad. BAC Maior, 2001] q.83, a.3, s.
FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología, Parte Primera Ed. BAC, Madrid, 2001 (1273)
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología, Parte Primera Ed. BAC, Madrid, 2001 (1273)
CLAVES: Razón práctica > Elección