RESUMEN:
La incontinencia, vicio opuesto a la continencia (parte potencial de la virtud de la templanza que modera el apetito sexual para que se ajuste a la recta razón) y la no perseverancia o flojera (vicio opuesto a la perseverancia, parte potencial de las virtud de la fortaleza por la que uno se mantiene en su decisión del bien a pesar de la diuturnidad de su ejercicio), pueden considerarse como subespecies de la inconstancia, y por tanto como vicios de la razón práctica, en la medida en que la razón es respeonsable de tales actos viciosos, porque deja de considerar el bien mayor del cual se desiste, por fijar su atención en biens menores que lo contrarían.


TEXTUAL:
Ob.3. Y también: Parece inconstante quien no persevera en lo que se había propuesto. Pero esto acaece en los placeres al incontinente, y en la tristeza al flojo y débil, como escribe el Filósofo en VII Ethic. La inconstancia, pues, no pertenece a la imprudencia.



Ad. 3. A la tercera hay que decir: Parece que la continencia y la perseverancia no son virtudes de la voluntad, sino, en último análisis, de la razón. En efecto, el continente experimenta las malas concupiscencias y el perseverante las graves tristezas, y esto indica defecto de la voluntad. No obstante, la razón persiste con firmeza: la del continente hace frente a las concupiscencias, y la del perseverante, a las tristezas. Por eso la continencia y la perseverancia parecen especies de la constancia que pertenece a la razón, lo mismo que la inconstancia.



FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología II-II (a), Ed.BAC, 1995 Madrid q.53, a.5, ob.3 y ad.3


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología II-II (a) Ed. BAC, Madrid, 1995 (1271)


CLAVES: Prudencia > Vicios opuestos > Inconstancia