RESUMEN:
La persona inmoral sólo puede aconsejar bien respecto a algún bien particular, pero no sobre lo que merece la pena querer en la vida.


TEXTUAL:
ob 3. Y también: Lo propio de la prudencia es aconsejar bien, como enseña el Filósofo en VI Ethic. 62 Pero hay muchos pecadores de buen consejo. Luego muchos pecadores tienen prudencia.



ad 3. A la tercera hay que decir: Los pecadores, en efecto, pueden tener capacidad de aconsejar bien respecto de algún fin malo, o de algún bien particular; pero no son buenos consejeros respecto al bien total de la vida, porque no lo llevan a efecto. De ahí que no se da en ellos la prudencia, que trata solamente del bien. En esas personas, como afirma el Filósofo en VI Ethic. 64, se da una habilidad natural que puede emplearse en el bien y en el mal; o la astucia, que se emplea solamente en el mal, y a la que en otro lugar hemos llamado falsa prudencia o prudencia de la carne.



FUENTE:
Suma de Teología II-II q.47, a.13


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología II-II (a) Ed. BAC, Madrid, 1995 (1271)


CLAVES: Prudencia > Relación y diferencia con las virtudes morales > Se requieren para aconsejar bien