Persona > Dignidad de la persona
RESUMEN:
La religión judeo cristiana como fundamento de la dignidad de la persona y de sus derechos. Grecia o la religión judeo cristiana como fundamento de la democracia
La religión judeo cristiana como fundamento de la dignidad de la persona y de sus derechos. Grecia o la religión judeo cristiana como fundamento de la democracia
TEXTUAL:
p. 169 La dignidad de cada individuo, que, de por sí está solo ante Dios, al que Dios habla y que en cuanto persona está afectado por 1as palabras de la alianza, constituye realmente el punto central de los derechos humanos -concretamente la dignidad igual de las personas- y, en consecuencia, el auténtico fundamento de la democracia.
En Israel mismo al principio no había reyes, sino jueces que aplicaban el derecho divino y velaban por su cumplimiento. Así pues, se pretendía en el fondo una sociedad completamente igualitaria, una especie de anarquía en sentido positivo: nadie gobierna, excepto Dios. Y gobierna con su ley, con su palabra y con los mandamientos.
Este primitivo orden social tuvo que ceder finalmente ante el pragmatismo, como ya explicamos antes. Pero no por ello disminuiría yo ahora la importancia de la democracia griega, que también nos legó cosas importantes y que desarrolló un modelo práctico al que remitirse más tarde. Sin embargo, debemos recordar que en la democracia griega sólo tenían voto los hombres libres. Las mujeres no eran sujetos de la política y por tanto estaban excluidas del derecho a voto, al igual que los esclavos. Como la libertad estaba limitada, Grecia sólo ofrece el ejemplo de una democracia limitada. La palabra bíblica, por el contrario, atribuye a cualquier ser humano, en cuanto imagen viva de Dios, pleno carácter de sujeto. Con ello lleva, de hecho, en su seno, y esto es cierto, una fundamentación mucho más amplia para las constituciones democráticas.
p. 169 La dignidad de cada individuo, que, de por sí está solo ante Dios, al que Dios habla y que en cuanto persona está afectado por 1as palabras de la alianza, constituye realmente el punto central de los derechos humanos -concretamente la dignidad igual de las personas- y, en consecuencia, el auténtico fundamento de la democracia.
En Israel mismo al principio no había reyes, sino jueces que aplicaban el derecho divino y velaban por su cumplimiento. Así pues, se pretendía en el fondo una sociedad completamente igualitaria, una especie de anarquía en sentido positivo: nadie gobierna, excepto Dios. Y gobierna con su ley, con su palabra y con los mandamientos.
Este primitivo orden social tuvo que ceder finalmente ante el pragmatismo, como ya explicamos antes. Pero no por ello disminuiría yo ahora la importancia de la democracia griega, que también nos legó cosas importantes y que desarrolló un modelo práctico al que remitirse más tarde. Sin embargo, debemos recordar que en la democracia griega sólo tenían voto los hombres libres. Las mujeres no eran sujetos de la política y por tanto estaban excluidas del derecho a voto, al igual que los esclavos. Como la libertad estaba limitada, Grecia sólo ofrece el ejemplo de una democracia limitada. La palabra bíblica, por el contrario, atribuye a cualquier ser humano, en cuanto imagen viva de Dios, pleno carácter de sujeto. Con ello lleva, de hecho, en su seno, y esto es cierto, una fundamentación mucho más amplia para las constituciones democráticas.
FUENTE:
RATZINGER, Joseph: Dios y el mundo (Libro) , , Ed.Debolsillo, 2005 Madrid p.169
RATZINGER, Joseph: Dios y el mundo (Libro) , , Ed.Debolsillo, 2005 Madrid p.169
FUENTE AMPLIADA:
RATZINGER, Joseph: Dios y el mundo Ed. Debolsillo, Madrid, 2005 (2000)
RATZINGER, Joseph: Dios y el mundo Ed. Debolsillo, Madrid, 2005 (2000)
CLAVES: Persona > Dignidad de la persona