RESUMEN:
«Es imposible que el hombre se forme totalmente a partir del punto cero de su libertad, como quería el idealismo alemán». El hombre «sólo puede realizar lo suyo específico y lo nuevo si empalma con la humanidad que lo precede, lo condiciona y lo modela». «Desde aquí hay que entender conceptos como pecado original, resurrección de la carne, juicio universal y otros muchos».


TEXTUAL:
pp. 207-209 Diremos, pues, que no existe el puro individuo, el hombre-mónada del Renacimiento, el simple ser cogito, ergo sum. El hombre sólo es hombre en la trama de la historia, que penetra en cada uno por el lenguaje y las relaciones sociales, que ajusta su existencia a ese patrón colectivo en el que está inmerso de antemano y que constituye el lugar de su autorrealización. Es imposible que el hombre se forme totalmente a partir del punto cero de su libertad, como quería el idealismo alemán. El hombre no es un ser que parte siempre de cero; sólo puede realizar lo suyo específico y lo nuevo si empalma con la humanidad que lo precede, lo condiciona y lo modela.



(...) Desde aquí hay que entender conceptos como pecado original, resurrección de la carne, juicio universal y otros muchos, ya que no hay que buscar el pecado original, por ejemplo, en alguna forma de transmisión biológica entre dos individuos que, de otro modo, estarían totalmente aislados, sino en esa red colectiva que precede a la existencia individual como antecedente espiritual. Hablar de transmisión equivale a decir que el hombre no puede comenzar su existencia a partir de cero, desde un status integritatis, sin relación alguna con la historia. Nadie se encuentra en un estado inicial sin relación alguna, en el que pueda realizarse a sí mismo y desplegar sus virtualidades.



Todos vivimos en medio de unos lazos que forman parte de nuestra existencia. El juicio universal es la respuesta a estas interdependencias colectivas. La resurrección significa que la inmortalidad del hombre consiste exclusivamente en la compañía de los hombres, en el hombre como ser acompañado; sólo así puede concebirse. Más adelante volveremos sobre este tema. Finalmente, ya hemos dicho también que la idea de redención sólo tiene sentido en este plano, y no tiene ninguna relación con el destino libre del individuo como mónada. El plano de la realidad del cristianismo hay que buscarlo, pues, en el ámbito de lo que, a falta de otro término mejor, podemos llamar ámbito de historicidad.



FUENTE:
RATZINGER, Joseph: Introducción al cristianismo (Libro) , , Ed.Sígueme, 2005 Salamanca 207-209


FUENTE AMPLIADA:
RATZINGER, Joseph: Introducción al cristianismo Ed. Sígueme, Salamanca, 2005 (1968)


CLAVES: Persona > Características de la personalidad > Comunicabilidad radical