RESUMEN:
La existencia humana, tiene como la de Jesús, la categoría de misión. Si Jesús es el enviado del Padre, es su palabra, la razón de ser del hombre es semejante: «Como el Padre me envió, así os envío yo también a vosotros». La realización del hombre está en servir de vínculo de unión entre Dios y los hombres por reflejar en sí con fidelidad la imagen de Dios. Por eso el hombre sólo se realiza en la entrega a los demás.


TEXTUAL:
p. 160 Volvamos al Evangelio de san Juan, que una vez más nos presta una ayuda decisiva. La orientación antes esbozada ofrece los rasgos dominantes de su teología. Pero ésta aparece también, junto con la idea del Hijo, en otros dos conceptos cristológicos de los que nos vamos a ocupar brevemente: la «misión» y la designación de Jesús como «palabra» (Logos) de Dios. También aquí la teología de la misión es teología del ser como relación y de la relación como forma de unidad. Según un conocido adagio del judaísmo tardío, «el enviado es como el que envía». Para san Juan, Jesús es el enviado del Padre en quien se realiza todo lo que los demás enviados sólo podían conseguir aproximadamente; él consiste en eso justamente, en ser enviado del padre; él es el enviado que representa al Padre sin meter de por medio nada propio. Y por ser verdadero enviado es uno con el que lo envía. El concepto de misión explica el ser como «que viene de» y «para»; se concibe una vez más como apertura sin reservas. Juan aplica esto también a la existencia cristiana cuando dice: «Como el Padre me envió, así os envío yo también a vosotros» (Jn 13, 20; 17,18; 20, 21). Al dar a la existencia la categoría de misión, tanto el «venir de» como el «para» vuelven a explicarse como referencia y, por tanto, como unidad.



(...) El concepto de Logos, que para los griegos significa inteligencia (ratio), se cambia realmente en «palabra» (verbum). Quien aquí está, es palabra; es, pues, ser hablado y, por consiguiente, relación pura entre el locutor y el interpelado. La cristología del Logos, como teología de la palabra, es de nuevo apertura del ser a la idea de relación, ya que siempre es verdad que la palabra procede esencialmente «de alguien» y se dirige «a alguien»; es una existencia que es radicalmente camino y apertura.



Completemos lo dicho con un texto de san Agustín que recalca mucho lo que hemos apuntado. Está en su comentario al evangelio de Juan y comenta el versículo 16 del capítulo 7: «doctrina mea non est mea» -mi doctrina no es mía, sino del Padre que me envía-. Con este enunciado paradójico explica san Agustín la paradoja de la imagen de Dios en la existencia cristiana. Se pregunta primero si no es un contrasentido, una negación de las reglas más elementales de la lógica, decir «mi doctrina no es mía». Pero luego se pregunta: ¿qué es propiamente esa doctrina de Jesús, que es suya y a la vez no lo es? Jesús es «palabra» y por eso su doctrina es él mismo. Si se vuelve a leer el texto desde esta perspectiva, dice: yo no soy mi puro yo; yo no soy mío, sino que mi yo es de otro. Así, desde la cristología llegamos a nosotros mismos: «Quid tan tuum quam tu? Quid tan non tuum quam tu?» -¿qué tan tuyo como tú? ¿qué tan no tuyo como tú?(*). Lo más propio, lo que en último término nos pertenece, nuestro propio yo, es al mismo tiempo lo menos propio, porque no lo hemos recibido ni de nosotros ni para nosotros. El yo es a la vez lo que tengo y lo que menos me pertenece. El concepto de la pura sustancia, de lo que subsiste en sí mismo, queda pues destruido y, al mismo tiempo, se deja claro que un hombre que realmente se entienda, comprende que en su ser mismo no se pertenece, que sólo llega a ser él mismo cuando sale de sí mismo y vuelve a percibir que por su propio origen es referencia a los demás.

(*) San Agustín, Tratados sobre el evangelio de san Juan 29, 3 (Jn 7, 16), BAC, Madrid l955, 713.



FUENTE:
RATZINGER, Joseph: Introducción al cristianismo (Libro) , , Ed.Sígueme, 2005 Salamanca 160


FUENTE AMPLIADA:
RATZINGER, Joseph: Introducción al cristianismo Ed. Sígueme, Salamanca, 2005 (1968)


CLAVES: Persona > Características de la personalidad > Comunicabilidad radical