RESUMEN:
La plenitud de la madurez humana está en la plenitud de la entrega


TEXTUAL:
p. 197 (...) el hombre tanto más está en sí cuanto más está en los otros. El hombre sólo llega a sí mismo cuando sale de sí mismo. Sólo accede a sí mismo a través de los demás y estando con los demás. [Pero, por encima de todo] El hombre está orientado al otro, al verdaderamente otro, a Dios, y cuanto más está en el totalmente otro, es decir, en Dios, tanto más está en sí mismo. por tanto, el hombre es plenamente él mismo cuando deja de ser él mismo, cuando no se encierra en sí mismo y deja de afirmarse, cuando es pura apertura a Dios. Cristo es el que se transciende por completo a sí mismo y por eso es el que verdaderamente llega a sí mismo.



Lo que constituye al hombre es la apertura al todo, al infinito. El hombre se hace hombre cuando se transciende infinitamente. Es pues más hombre cuando menos encerrado está en sí mismo, cuando está menos «limitado». Repitámoslo una vez más: el hombre, el hombre verdadero es el que más se des-encierra, el que no sólo toca el infinito -¡el infinito!-, sino el que es uno con él, con Jesucristo.



FUENTE:
RATZINGER, Joseph: Introducción al cristianismo, Ed.Sígueme, 2005 Salamanca 197


FUENTE AMPLIADA:
RATZINGER, Joseph: Introducción al cristianismo Ed. Sígueme, Salamanca, 2005 (1968)


CLAVES: Persona > Características de la personalidad > Comunicabilidad radical