RESUMEN:
La tristeza es causa de delectación en un doble sentido: primero porque la tristeza nos trae a la memoria el bien pasado, en cuyo recuerdo nos gozamos; y segundo, porque la tristeza pasada en cuanto es contemplada como ausente, provoca gozo o delectación.


TEXTUAL:
En efecto, la tristeza existente en acto es causa de delectación, en cuanto que trae a la memoria la cosa amada, de cuya ausencia uno se entristece, y, sin embargo, con sola la aprehensión de ella se deleita. Pero el recuerdo de la tristeza se convierte en causa de delectación por razón de la evasión subsiguiente, pues el carecer de un mal se considera como un bien. De ahí que por el hecho de que un hombre conoce haberse liberado de algunas cosas tristes y dolorosas, se acrecienta en él la materia del gozo, conforme a lo cual dice San Agustín en XXII De civ. Dei14 que muchas veces recordamos alegres las cosas tristes, y sanos los dolores sin dolor, y entonces estamos más alegres y contentos. Y en VIII Confess.15: Cuanto mayor ha sido el peligro en el combate, tanto mayor es el gozo en el triunfo.


FUENTE:
Suma Teologica, I-II q.32, a.4, s.


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología, I-II Ed. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1989


CLAVES: Pasiones humanas > Gozo o delectación