RESUMEN:
todo el desarrollo ulterior de la teología moral, en particular en su forma de casuística, está contenido y preformado en la moral de la obligación elaborada por Ockham. «En el lado de Dios, se pondrá la ley moral, que expresa concretamente su voluntad y que recibe de Él el poder de obligar. Del lado del hombre, tendremos la libertad con sus actos, concebidos como una cadena de decisiones voluntariamente independientes, y la razón práctica con la prudencia, que los moralistas posteriores llamarán la conciencia, que tiene como función transmitir las órdenes y las obligaciones nacidas de la ley.»


TEXTUAL:
El punto original del sistema, que lo preside todo, nos parece ser la concepción de la libertad de indiferencia, esto es, el planteamiento de la libertad como una pura elección voluntaria entre cosas contrarias. La libertad se convierte en una especie de absoluto en su acto, lo que implica la ruptura, la disolución de todo vínculo de dependencia entre la voluntad y lo que no es ella, en la fuente del obrar humano. Mediante esta libertad, Ockham va a definir, de alguna forma, al hombre y a Dios; a partir de ella establecerá sus relaciones y reconstruirá la moral que los une.

Dios es para Ockham la realización absoluta de la libertad gracias a su omnipotencia. Dios no está, pues, sometido a ninguna ley, ni siquiera moral; su libre voluntad es la única causa y origen de la ley moral. También el hombre goza de una libertad total en su voluntad. Sin embargo, como criatura, está sometido a la omnipotencia divina. Su libertad va, por consiguiente, a encontrar ante ella la libertad de Dios que actuará sobre ella y la limitará con la fuerza de la obligación, que le pertenece en propiedad. La moral nace del reencuentro de la libertad humana con la libertad divina y marca la dependencia del hombre respecto de Dios. Se concentrará en torno a la obligación, que es el único punto de encuentro posible entre dos libertades así concebidas.

De ahí va a surgir la estructura de la nueva moral. Abarca los dos polos que acabamos de ver: la libertad del hombre y la libertad de Dios. En el lado de Dios, se pondrá la ley moral, que expresa concretamente su voluntad y que recibe de Él el poder de obligar. Del lado del hombre, tendremos la libertad con sus actos, concebidos como una cadena de decisiones voluntariamente independientes, y la razón práctica con la prudencia, que los moralistas posteriores llamarán la conciencia, que tiene como función transmitir las órdenes y las obligaciones nacidas de la ley.





p.307, §.3 (...) todo el desarrollo ulterior de la teología moral, en particular en su forma de casuística, está contenido y preformado en la moral de la obligación elaborada por Ockham.



FUENTE:
PINCKAERS, Servais: Las fuentes de la moral cristiana, Ed.Eunsa, 2000 Pamplona II. Esbozo de una historia de la teología moral, CAPÍTULO X LA TEOLOGÍA MORAL A FINALES DE LA EDAD MEDIA: LA REVOLUCIÓN NOMINALISTA


FUENTE AMPLIADA:
PINCKAERS, Servais: Las fuentes de la moral cristiana Ed. Eunsa, Pamplona, 2000 (1985)


CLAVES: Nominalismo > Influencia posterior