RESUMEN:
Habermas distingue entre ética y moral. La primera es la de cada cual, privada e intransferible, y la segunda es la que es fruto del consenso (una ética de mínimos). Crítica: la ética de cada cual sí que puede ser susceptible de un análisis racional, no necesariamente metafísico.


COMENTARIO:
Para Habermas la concepción del bien es algo siempre subjetivo, frente a la objetividad de la justicia que se deriva del consenso. Para Habermas la idea del bien depende enteramente de consideraciones metafísicas que según él hoy están superadas.

Respuesta a Habermas: la concepción del bien no es algo que sólo se plantean los que se dedican a la metafísica. Todo ser humano que obra racionalmente pone en juego una concepción de la vida en su actuar, una determinada concepción de la vida buena, de tal manera que, por ejemplo, uno puede proponerse enriquecerse materialmente a toda costa (aún a costa de su propia palabra o incluso de la vida de los demás), otro en cambio pone su palabra antes que nada, y estos planteamientos vitales no pueden escaparse al juicio de la razón, no sólo del sujeto agente, sino también de un tercero, que puede juzgar ese modo de vida con patrones racionales, precisamente por tratarse de comportamientos racionales, y estimar unos como mejores y otros como peores. No es racional decir que la vida privada escapa al juicio racional por tratarse de preferencias muy subjetivas, porque esto equivaldría a decir que la vida privada se realiza según pautas no racionales.

Otra respuesta a Habermas ?aquí es importante las tesis de Grisez y Finnis-: según Habermas el único medio de determinación del bien en la vida del hombre es a través del conocimiento metafísico. Pero esto no es verdad. Basta la reflexión sobre la experiencia moral para darse cuenta de que cierto género de vida es mejor que otro; a través de la experiencia moral uno puede concluir que existen modos de conducir la propia existencia que no son razonables para nadie. La tesis de Habermas de que la reflexión racional no puede iluminar la bondad o maldad de la vida personal se contradice con la experiencia universal de la persona que se da cuenta que ha errado su vida. ?No es difícil advertir que basta una comparación dialéctica entre los géneros de vida de los que tenemos experiencia para establecer con suficiente certeza un buen número de criterios de regulación de los afectos, acciones y actividades que definen genéricamente la vida buena para el hombre? (PL, 109).

Para Habermas la ética debería renunciar a ocuparse de concepciones de la vida, y ello por motivos éticos, es decir, para garantizar la tolerancia. Habermas como una alternativa entre verdad y tolerancia, de tal modo que la libertad quedaría amenazada por quienes postulasen una verdad objetiva. Pero la realidad es más bien la contraria, del mismo modo que la libertad presupone inteligencia y viceversa, la verdad objetiva es la mejor garantía de la tolerancia. Quien dice que la tolerancia queda amenazada por los que pretendan una verdad objetiva, parecen querer decir que la convivencia social no es entre personas sino entre posiciones especulativas. La actividad filosófica es un esclarecimiento intelectual de lo que la persona delibera consigo misma cuando obra libremente, y es por ello una reflexión que se mueve en el ámbito de la conciencia, cuya única fuerza es su capacidad de iluminar y de producir evidencia.



FUENTE:
RODRÍGUEZ LUÑO, Angel: Ética general (Libro) , , Ed.Eunsa, 2001 Madrid


FUENTE AMPLIADA:
RODRÍGUEZ LUÑO, Angel: Ética general Ed. Eunsa, Madrid, 2001 (1991)


CLAVES: Moral > Pública y privada > Teoría de Habermas y crítica