Maritain considera que la filosofía moral sólo se puede hacer cabalmente con el complemento de la teología moral
Según Maritain, el tratamiento de la acción humana desde un punto de vista exclusivamente filosófico resulta insuficiente para constituir la ética en saber científico, ya que, a diferencia de lo que sucede en el ámbito de la filosofía especulativa, en el que cabe tratar muchos temas a los que también tiene acceso el teólogo, con la única diferencia del cambio de perspectiva7, a la hora de elaborar una ética, supuesto el carácter práctico de esta ciencia, ocurre que la perspectiva del teólogo moral y la del ético es la misma –la perspectiva del fin–, con la diferencia de que sólo el teólogo moral tendría total acceso a los principios, y por tanto sólo él estaría en condiciones de constituir el saber práctico en ciencia. En otras palabras: dada la concreta realidad de la acción, y dado el carácter práctico del conocimiento moral, planteaba Maritain que el único conocimiento adecuadamente práctico con posibilidades de constituirse en ciencia es el proporcionado por la teología moral. En atención a esto, proponía que una «filosofía moral adecuadamente considerada», una filosofía moral adecuada a su tarea práctica de regir la acción, había de subordinarse a la teología y a la fe. De este modo, hablar de una ciencia ética puramente filosófica quedaría descartado. A lo sumo podríamos hablar aquí nuevamente de una filosofía moral cristiana8.
Ana Marta GONZÁLEZ, Moral, razón y naturaleza, 2ª ed., Eunsa, Pamplona 2006, p. 31