RESUMEN:
Hijas de la lujuria son, por parte de la razón, la ceguera mental, la inconsideración, la precipitación, y la inconstancia. Y por parte de la voluntad, son el egoísmo, el odio a Dios, el afecto al siglo presente y la desesperanza del mundo futuro.


TEXTUAL:
RESPUESTA: Debe decirse, como se ha dicho más atrás, que como el placer es una de las condiciones de la felicidad, los vicios que tienen por objeto un placer son capitales, puesto que tienen un fin más apetecible, al cual se ordenan los demás vicios por naturaleza.

Ahora, el placer venéreo, que es el fin de la lujuria, es el mayor de los placeres corporales; y por eso la lujuria debe considerarse como un vicio capital. Y son ocho sus hijas, a saber, la ceguera mental, la inconsideración, la precipitación, la inconstancia, el egoísmo, el odio a Dios, el afecto al siglo presente, y la desesperanza del futuro, como dice Gregorio en su libro XXXI de sus Morales. Pues es manifiesto que cuando el alma se aplica vehementemente al acto de una potencia inferior, las potencias superiores se debilitan, y se desordena su acto. Y por eso, cuando en el acto de lujuria, el alma se ordena a las facultades inferiores, es decir, al concupiscible y al sentido del tacto, debido a la vehemencia del placer, es necesario que las superiores, es decir, la razón y la voluntad, padezcan un defecto.

Y en cuanto a la razón, hay cuatro actos de la razón que dirige los actos humanos, de los cuales el primero es juzgar rectamente sobre el fin, que es como principio para las operaciones, como dice Filósofo en el libro II de la Física; y en cuanto esto es impedido, se pone como hija de la lujuria a LA CEGUERA MENTAL, según aquello de Daniel, XIII, 56: "la hermosura te fascinó y la pasión pervirtió tu corazón". El segundo acto es aconsejar sobre lo que debe hacerse, lo cual desaparece por la concupiscencia; pues dice Terencio en su Eunuco, refiriéndose al amor libidinoso: "No admite deliberación ni consejo, ni lo tiene en sí mismo", a esto se refiere LA INCONSIDERACIÓN. El tercer acto es juzgar sobre lo que debe hacerse; y esto también es impedido por la lujuria: pues se dice en Daniel, XIII, 9, que "los ancianos perdieron el juicio para no acordarse de sus justos juicios"; y a esto se refiere LA PRECIPITACIÓN, es decir, en tanto que el hombre tiende a consentir precipitadamente, sin esperar el juicio de la razón. El cuarto acto es mandar lo que debe hacerse, lo que también es impedido por la lujuria, en cuanto que el hombre no permanece en aquello que ha elegido, como también dice Terencio en su Eunuco de aquel que prometió renunciar a su amiga: "Bellas palabras; una lágrima hará cambiar de juicio"; y a esto se refiere LA INCONSTANCIA.

Pero por parte del desorden en la voluntad, deben considerarse dos cosas, de las cuales, una es el apetito de placer, al que tiende la voluntad como fin; y a esto se refiere EL EGOÍSMO, es decir, en tanto que apetece desordenadamente para sí el placer. También se pone EL ODIO A DIOS, es decir, en cuanto que [uno considera que Dios] prohíbe desear el placer. Pero la otra cosa, es el apetito de aquellas cosas por las que alguien alcanza el placer, y a esto se refiere EL AFECTO AL SIGLO PRESENTE, es decir, a todas aquellas cosas por las que se alcanza el fin intentado, las cuales pertenecen al siglo; y se opone a la DESESPERANZA DEL MUNDO FUTURO, pues en tanto afecta demasiado a los placeres carnales, desprecia más los placeres espirituales.



FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Cuestiones disputadas sobre el mal (Libro) , , Ed.Eunsa, 1997 Pamplona q.15 [Sobre la lujuria], a.4 [Si la lujuria es vicio capital]


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Cuestiones disputadas sobre el mal Ed. Eunsa, Pamplona, 1997 (1268)


CLAVES: Lujuria > Hijas de la lujuria