p. 262 La asimilación del derecho en general a la propiedad, se vio favorecida por el mismo origen histórico de la doctrina de los derechos naturales. Desde sus inicios, esta doctrina tuvo una clara e inmediata finalidad política: combatir el absolutismo.
(...) Según este esquema, para que los derechos naturales fueran un límite del poder, estos derechos tenían que ser expresión de una propiedad que constituyera una limitación de la propiedad del soberano. Los derechos naturales se basaban en una forma de propiedad más original y radical que la propiedad que servía de fundamento al poder. Esa forma de propiedad absolutamente primera, y otorgada por Dios desde el primer momento, era la propiedad de sí mismo que todo hombre posee. Esta forma de propiedad era anterior y condición de posibilidad de cualquier otra.