[Si la ley natural es la participación del hombre en la ley eterna, y ésta es la ley que gobierna el cosmos, y si la prudencia es la virtud del gobierno, la prudencia es la virtud por la que aplicamos la ley natural]
p. 185 En sentido estricto y acabado, la prudencia no es una virtud de consejo ni de juicio: es una virtud ejecutiva, que guía y configura la acción, y cuyo acto esencial se denomina tradicionalmente imperio. El acto de la prudencia es siempre un acto de gobierno; por ello, cuanto más elevado sea ese acto en cuanto acto de gobierno –cuanto más común sea el bien común sobre el que versa–, más perfecta es la forma de prudencia correspondiente: la forma suprema de prudencia es la llamada prudencia gubernativa o política.
p. 154 Todo lo que hemos visto, nos permite concluir que la perfección moral del hombre se realiza plenamente como perfección política o ciudadana. La condición de hombre virtuoso consiste en apetecer un bien común, en amarse a uno mismo en cuanto miembro de una comunidad, y en ser excelente en la actividad que versa sobre ese bien común, es decir, en gobernar.