p. 33 La polis es constitutiva de la realidad humana que se da dentro de ella, de la forma de ser y vivir humanamente que se genera en su interior, y de los valores, actividades y expectativas que se contienen en ésta. Esto significa que ser miembro de la polis equivale a adquirir una específica identidad humana: una peculiar identidad personal que –como toda identidad personal– es la participación en una determinada identidad colectiva. El carácter constitutivo, y no meramente instrumental, de la polis implica que la presencia de ésta no tiene como efecto la simple preservación de la identidad prepolítica que los hombres pudieran tener, sino la constitución de una nueva identidad, una identidad política, que, cuando menos, mediatiza la anterior. La polis no se ordena a compaginar pacíficamente las diversas identidades que los ciudadanos puedan tener prepolíticamente, como miembros de otras comunidades que no son la misma polis. La finalidad de la polis no es proporcionar mejores condiciones – condiciones políticas– para el desarrollo de identidades no políticas, preferidas subjetivamente por los individuos. La polis representa la creación de un nivel superior de comunidad e identidad, desde el cual las otras identidades son reformuladas y reevaluadas.