El arte imita a la naturaleza

Aun coincidiendo con Aristóteles en el carácter teleológico de la naturaleza, y reconociendo en ese carácter teleológico una característica común con el arte, Santo Tomás llevó mucho más lejos que el griego la analogía entre ambos principios, planteando la pregunta más radical: ¿de dónde procede la racionalidad de la naturaleza? Pensando en estos términos, escribe al inicio del Proemio al Comentario de la Política las siguientes palabras:
«Según lo que enseña el Filósofo en el segundo libro de la Física, el arte imita a la naturaleza. La razón de esto es que la misma proporción que guardan entre sí los principios, la guardan también sus efectos y operaciones. Ahora bien, el principio de aquellas cosas que se hacen secundum artem es el intelecto humano, que se deriva del intelecto divino según alguna semejanza, el cual es principio de las cosas naturales. De donde es necesario que las operaciones del arte imiten a las operaciones de la naturaleza, y que aquellas cosas que son según el arte imiten a las que son según la naturaleza. Pues si el maestro de cualquier arte produjera una obra de arte, convendría que el discípulo que aprendiese el arte de aquel, atendiera a la obra de su maestro, de tal manera que estuviera en condiciones de obrar a semejanza suya (ut ad eius similitudinem et ipse operetur). Y por ello el intelecto humano, al cual llega la luz inteligible del intelecto divino, tiene necesidad de informarse en sus obras mediante el estudio de aquellas cosas que han sido hechas naturalmente, con el fin de obrar de modo semejante (ut similiter operetur)»43.
Es interesante notar que, en este contexto, la referencia al ars imitatur naturam adquiere un matiz nuevo, más netamente normativo: ya no se afirma sin más que el arte imite a la naturaleza, sino que conviene que el artífice imite a la naturaleza. Es preciso recordar, en efecto, que se trata del Proemio a la Política y que nos movemos por eso en un contexto normativo50: conviene que imitemos la naturaleza, porque ella es obra del intelecto divino. Secundando la naturaleza, secundamos el intelecto divino. Para ello, sin embargo, es preciso estudiarla: necesse habet in his quae facit informari ex inspectione eorum quae sunt naturaliter facta, ut similiter operetur. ¿Cómo se ha de entender esta invitación? ¿Significa que el hombre ha de aprender política estudiando la naturaleza?
44. Cfr. AERTSEN, J., Nature and creature. Thomas Aquinas's Way of Thought, Leiden, New York, København, Köln, E. J. Brill, 1988, pp. 162-165.
45. «Sicut autem comparantur artificialia ad artem humanam, ita comparantur omnia naturalia ad artem divinam. Et ideo ordo apparet in his quae moventur secundum naturam, sicut et in his quae moventur per rationem, ut dicitur in II Physic.». S. Th. I-IIae, Q. 13, a. 2, ad 3. Cfr. S. Th. I, Q. 27, a. 1, ad 3; S. Th. I, Q. 91, a. 3; S. Th. I-IIae, Q. 13, a. 2, ad 3.
46. Cfr. In Phys. Ar., II, cap. VIII, lectio IV, n. 6 (Leonina); n. 171 (Marietti). «Unde patet quod natura nihil est aliud quam ratio cuiusdam artis, scilicet divinae, indita rebus, qua ipsae res moventur ad finem determinatum: sicut si artifex factor navis posset lignis tribuere, quod ex se ipsis moverentur ad navis formam inducendam». In Phys. Ar. II, cap. VIII, lectio XIV, n. 8 (Leonina); Cfr. De pot. Q. 1, a. 5.
47. No sólo recuerda al Timeo, sino también al mito referido en el Político, con el que se pretende insertar el orden político en el orden del cosmos. Cfr. PLATÓN, el Político, 268 d-277 a.
48. Para SAN AGUSTÍN, la naturaleza es lo que Dios ha creado (cfr. Augustinus, De genesi ad litteram, VI, c. 13. citado por CHANG-SUK-SHIN en Imago Dei und Natura Hominis:der Doppelansatz der thomistischen Handlungsslehre, Königshausen & Neumann, Würzburg, 1993, p. 119).
49. «(…) Sed sciendum, quod res aliter comparatur ad intellectum practicum, aliter ad speculativum: intellectus enim practicus causat res, unde est mensuratio rerum quae per ipsum fiunt, sed intellectus speculativus, quia accipit a rebus, est quodammodo motus ab ipsis rebus, et ita res mensurant ipsum; ex quo patet quod res naturales, a quibus intellectus noster scientiam accipit, mensurant intellectum nostrum, ut dicitur X Met., sed sunt mensuratae ab intellectu divino, in quo sunt omnia creata, sicut omnia artificiata in intellectu artificis: sic ergo intellectus divinus est mensurans non mensuratus, res autem naturalis mensurans et mensurata, sed intellectus noster mensuratus et non mensurans res quidem naturales, sed artificiales tantum». De Ver., Q. 1, a. 2, sol., 81-97.
50. «What St. Thomas has to say about political science is worthy of special attention since it is, according to him, the foremost and architectonic of all the other practical sciences. Political or civil science should be included under practical philosophy because the human reason is not only capable of knowing but also of making the State. Political science considers the principles and parts of the State in order to understand the whole; it reveals the parts, qualities and operations of the State. But what is more important, 'and because it is practical, it manifests moreover how the individual things can be accomplished, which is necessary in every practical science'». NAUS, J. E, S. J., The Nature of the Practical Intellect according to Saint Thomas Aquinas, p. 46. Cfr. In Pol. Ar., I, Prol., 63-118 (Leonina); nn. 5, 6, 7, 8 (Marietti).