p. 247 (...) , no aceptar la imperfección de los logros humanos, pretender para la historia la consecución de lo absoluto –la justicia, la libertad, la democracia...–, es el mayor impedimento de los bienes que sí se pueden alcanzar en la historia. Sólo se puede realizar y vivir un valor por medio de una forma institucional, y según ésta; y toda institucionalización es restringida y limitada. Resistirse a esa limitación equivale a eliminar la realidad de ese valor.

[PERO] La institución nunca es el mismo valor que ella encarna; la realización histórica nunca se identifica absolutamente con la naturaleza universal. Cualquier forma de identificar la institución con lo institucionalizado, lo histórico con lo natural, conduce indefectiblemente al despotismo. Si la institución es el mismo valor, toda crítica de la institución se hace ilegítima, pues el que se opone a la primera se opone también al segundo: es un enemigo de la libertad, de la justicia, de la Humanidad.