p. 12 Recuperar la concepción de la ética centrada en la virtud significa volver a situar los apetitos, deseos e intereses del hombre en el centro de la reflexión moral; volver a hacer de la ética una investigación sobre lo que los hombres buscan y desean de manera auténtica y radical; volver a reconocer, por tanto, que el sujeto de la moral es el ser humano considerado principalmente como ser de tendencias, como sujeto desiderante, no como sujeto pensante. Si la moral es racional y corresponde al hombre en cuanto ser racional, es porque existe una racionalidad –la racionalidad práctica- que es la racionalidad del hombre en cuanto ser que tiende y apetece. Por esto, la perfección de esta racionalidad no es una excelencia cognoscitiva que pueda ser alcanzada con independencia de cuáles sean los propios apetitos y tendencias, sino que consiste en el modo de conocer que se hace posible merced a la excelencia en el modo de apetecer, es decir, merced a la virtud. CRUZ PRADOS, Alfredo: Deseo y verificación, Eunsa, Pamplona, 2015, p. 12