RESUMEN:
La virtud moral tiene por objeto las pasiones y las acciones. Pero las acciones son casi siempre resultado de las pasiones, por eso la justicia, que es virtud que regula las acciones, presupone otras virtudes que regulen las pasiones. Esto se ve claramente en la exposición de la diferencia entre clemencia y mansedumbre, pues mientras la mansedumbre modera la pasión de la ira, la clemencia modera la acción del castigo.


TEXTUAL:
¿Son una misma virtud la clemencia y la mansedumbre?



Solución. Hay que decir: Tal como leemos en II Ethic., la virtud moral tiene por objeto las pasiones y las acciones. Ahora bien: las pasiones internas son principios de acciones externas, o las impiden. Por tanto, las virtudes que moderan las pasiones colaboran, en cierto modo, en cuanto a su efecto, con las virtudes que moderan las acciones, aunque sean específicamente diferentes. Así, la justicia tiene como objeto propio retraer al hombre del robo, al cual el hombre se inclina por el amor desordenado o concupiscencia de dinero, la cual es moderada por la liberalidad. Esta concurre, pues, con la justicia a este efecto, que es el retraer del robo. Esto debe tenerse presente en nuestro caso. La pasión de la ira incita al hombre a imponer un castigo más grave que el debido. Por su parte, es propio de la clemencia el disminuir el castigo, objeto que podría ser impedido por el exceso de ira. Por ello, la mansedumbre, por el hecho de refrenar el ímpetu de la ira, concurre con la clemencia para producir un mismo efecto. Sin embargo, son virtudes distintas: la clemencia modera el castigo externo, mientras que es propio de la mansedumbre apaciguar la pasión de la ira


FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología II-II (a), Ed.BAC, 1995 Madrid q.157, a.1


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología II-II (a) Ed. BAC, Madrid, 1995 (1271)


CLAVES: Justicia > Relación con otras virtudes