RESUMEN:
El juramento es un mal en el sentido que procede de la desconfianza de quien nos pide que testifiquemos bajo juramento, pero no porque nosotros digamos la verdad sólo bajo juramento, pues siempre tenemos que decirla.


TEXTUAL:
Objeciones por los que parece que no es lícito jurar.

Ob.2 Más aún: parece que es ilícito lo que procede del mal, porque como se dice en Mt. 7,18: No puede el arbol malo dar buenos frutos. Pero el juramento procede del mal, porque en Mt. 5,37, se nos manda: Decid, pues, sí, sí; no, no: todo lo que va más allá de esto procede del mal. Luego parece que el juramento es ilícito.

Ad. 2. A la segunda hay que decir: que, como escribe San Agustín en el libro De serm. Dom. in monte [*], si se te obliga a jurar, has de saber que necesitas hacerlo por la desconfianza de aquellos a quienes tú quieres persuadir, desconfianza que, ciertamente, es un mal. Por eso el Señor no dijo: Lo que pase de ahí es malo, pues tú, que haces buen uso del juramento para persuadir a otro de lo que conviene, de hecho estás obrando bien; sino que dijo: proviene del mal, es decir, del mal de la persona por cuya desconfianza te ves obligado a jurar.

[*] L.1, c.17: ML 34, 1255


FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología II-II (a), Ed.BAC, 1995 Madrid q.89, a.2, ad.2


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología II-II (a) Ed. BAC, Madrid, 1995 (1271)


CLAVES: Juramento > Procede de la desconfianza