RESUMEN:
Importancia del «tú» y del «usted»


TEXTUAL:
Podemos imaginar, para entendernos, que el corazón de cada uno se parece a su propia casa. Hay una puerta, que mantenemos cerrada con llave, para que sólo se cuelen los huéspedes a los que invitamos libre y espontáneamente. Hay un vestíbulo, al que se asoman muchas personas con las que nos tropezamos cada día. Hablamos con ellas, les sonreímos, tratamos de ser amables; pero nada más. “Mantenemos las distancias”, suele decirse. No les negamos la palabra, que sería la forma más dura de desamor, pero tampoco penetran en nuestra intimidad.

En la sala de visitas se quedan por un tiempo algunos de esos huéspedes. Nos entregamos a ellos un poco más, y ellos a nosotros quizá también. Pero el pudor aún mantiene cerradas por un tiempo muchas habitaciones.

Un día alguno de esos invitados da un paso, y penetra en el salón o en el comedor; curiosea los libros de las estanterías, se asoma a nuestras fotos de familia, y se queda a almorzar, utiliza el cuarto de baño. Empieza a ser como de la familia. Con el paso del tiempo, invade la cocina y se lleva las patatas fritas..

Esto es sólo repito una especie de parábola. Quiero decir que el corazón se va abriendo poco a poco. Y no todos los visitantes tienen permiso para curiosear en el fondo. Naturalmente, tampoco nosotros podemos invadir las intimidades ajenas si antes no nos franquean de buen grado la entrada.

Pues bien, esto tiene un reflejo en el lenguaje, en la palabra que nos damos como primer acto de amor. Me gusta tratar de usted a quienes aún están en el vestíbulo o en la sala de visitas del corazón precisamente porque me encanta el tú, y querría reservarlo para los que comparten conmigo algo especial. El usted es mi forma de decir a las personas que llegan a mi puerta, que las respeto, que no pretendo asaltar su intimidad si ellos no quieren. Elijo el usted para que el día en que nos tuteemos ese tuteo signifique algo; para que la palabra tú sea una pequeña declaración de amor, de predilección, de confianza.

Por eso cuando el tú se hace universal e indiscriminado, pierde su belleza y su sentido.

-Pero los ingleses no distinguen entre tú y usted.

-Es cierto. Y ellos se lo pierden. Pero, como necesitan una forma de expresión semejante, en las viejas películas de amor, llega un momento en que los protagonistas dejan de llamarse Mr. Brown o Miss Douglas para ser Paty y David. Es su forma de tutearse.

(...) Es lógico que tuteemos a Dios, porque Él sí que entra hasta la cocina de nuestro corazón. Más aún, nos da permiso para que cada uno de nosotros hagamos lo mismo. Tutear a Dios es descubrir que somos sus hijos.


FUENTE:
MONASTERIO, Enrique: Pensar por libre, Ed.Palabra, 1996 Madrid p.128


FUENTE AMPLIADA:
MONASTERIO, Enrique: Pensar por libre Ed. Palabra, Madrid, 1996


CLAVES: Intimidad > Distancia y cercanía en el diálogo > Tú o usted