RESUMEN:
El hombre no merece por apetecer la bienaventuranza, porque todos los hombres la apetecen, sino que merece cuando elige los medios que conducen realmente a la verdadera bienaventuranza. De ahí que el mérito sea doble: primero en saber identificarla con sinceridad (saber que la bienaventuranza verdadera está en la íntima comunión de los hombres con Dios y con los demás), y luego en elegir los medios adecuados para lograrla.


TEXTUAL:
Argumentos por los que parece que no, y respuesta de Sto. Tomás

Arg. 3. Nadie merece si no es mediante un acto de virtud; pero todo acto de virtud procede de una elección, no de la inclinación natural; luego, nadie merece por aquello que quiere necesariamente.

Ad.1-3 Y con esto [con el cuerpo de la Respuesta del artículo] queda clara respuesta a los argumentos.



COMENTARIO:
Ver la ficha anterior, donde se recoge el cuerpo de la solución, que es importantísima.


FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Opúsculos y cuestiones selectas, vol. 2 (Libro) , , Ed.BAC, 2003 Madrid Q. sobre el apetito del bien, Art. 7 Si alguien adquiere mérito queriendo lo que quiere necesariamente (De Veritate, q.22)


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Opúsculos y cuestiones selectas, vol. 2 Ed. BAC, Madrid, 2003


CLAVES: Fin último del hombre > Virtudes y fin último