RESUMEN:
«Afirmar que se deben reconocer una serie de verdades sobre el bien del hombre en sociedad que no dependen del consenso, no significa en absoluto —como cree Rawls— cerrar los ojos ante el peligro del fanatismo, o fundamentalismo de quienes, en nombre de una ideología con pretensiones científicas o religiosas, creen que pueden imponer a los demás su concepción de la verdad y del bien».


TEXTUAL:
§ 95. (...) Afirmar que se deben reconocer una serie de verdades sobre el bien del hombre en sociedad que no dependen del consenso, no significa en absoluto —como cree Rawls— cerrar los ojos ante el peligro del fanatismo, o fundamentalismo de quienes, en nombre de una ideología con pretensiones científicas o religiosas, creen que pueden imponer a los demás su concepción de la verdad y del bien[107]. Y ello por dos motivos principales.

§ 96. La verdad sobre el bien del hombre, si es auténtica, llevará en primer lugar a no pretender encuadrar en un rígido esquema la cambiante realidad sociopolítica, y, a reconocer, por el contrario, que la vida del hombre se desarrolla en la historia en condiciones diversas y no perfectas[108]. Pero no es éste el motivo esencial. Más importantes aún son las consecuencias de reconocer al bien de la persona humana su auténtica naturaleza y dignidad. Esta naturaleza y dignidad son tales, que únicamente nos encontramos en verdad ante un bien humano, si el sujeto lo conoce y lo realiza libremente, como ya habían puesto de manifiesto Aristóteles y S. Tomás[109]. En consecuencia, quien reconoce la dignidad trascendente de la persona y de su bien, juzgará que el método idóneo en política es el respeto de la libertad[110]; lo contrario sucede en un régimen totalitario, no conforme a la verdad sobre el bien humano, y más en general allí donde se obligue al hombre a sufrir una concepción de la realidad impuesta por la fuerza, y no conseguida mediante el esfuerzo de la propia razón y el ejercicio de la propia libertad[111]. Es lo que ocurre, por ejemplo, en las sociedades cuya estructura fundamental se inspira en al doctrina utilitarista o en el fundamentalismo religioso[112].

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[107] Juan Pablo II, Enc. Centesimus annus, n. 46.

[108] Ibidem.

[109] Comentando precisamente la obra de Aristóteles, escribe S. Tomás (y es sólo un ejemplo) que para considerar buenas las acciones humanas no basta con que las obras que se hacen sean buenas: se requiere además que el agente actúe en el modo debido. Se señalan inmediatamente después las condiciones para que el agente actúe en el modo debido, es decir, realizando efectivamente el bien (y no sólo acciones externas buenas): la primera es que no actúe por ignorancia o casualidad, sino que sepa lo que hace; y la segunda que no obre por la pasión, por ejemplo si hace por temor alguna obra virtuosa; sino que obre por elección, de modo que la elección de la obra virtuosa no sea por otro motivo (In II Ethicorum, lect. 4, n. 283). Por tanto, en la perspectiva de estos autores, la vía de la coacción no es en absoluto idónea para maximizar la cantidad de bien humano dentro de la sociedad.

[110] Juan Pablo II, Enc. Centesimus annus, n. 46. Esta afirmación se encuentra muy desarrollada en el Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz 1991, 8.XII.90.

[111] Juan Pablo II, Enc. Centesimus annus, n. 46.

[112] Ibidem, n. 29. b) y c).


FUENTE:
AUTOR, Desconocido: Recensión a


FUENTE AMPLIADA:
AUTOR, Desconocido: Recensión a "Theory of Justice" de John Rawls Ed. , , 3000 (1975)


CLAVES: Democracia > Verdad y democracia