RESUMEN:
LA RAZÓN MORAL Y METAFÍSICA SÓLO ES EFICAZ EN UN CONTEXTO HISTÓRICO, DEL QUE DEPENDE Y AL QUE, SIMULTÁNEAMENTE, EXCEDE. Y puesto que la fe cristiana se ha revelado como la CULTURA religiosa más universal y racional, el recurso a una comunidad de convicciones de impronta cristiana es el único recurso capaz de sosterner a la misma democracia, porque de lo contrario se estaría cortando el mismo suelo que sostiene la sostiene: una comunidad de convicciones morales, que se plasman en los derechos humanos básicos, fundados en la idea -radicalmente cristiana- de la dignidad humana


TEXTUAL:
p. 99 La magnitud imprescindible de conocimiento y verdad sobre el bien deberá tomarla el Estado de fuera.

Este «fuera» podía ser, en el mejor de los casos, la pura evidencia de la razón, que sería cultivada y custodiada por una filosofía independiente. Sin embargo, en la práctica no hay ninguna evidencia racional pura e independiente de la historia. LA RAZÓN MORAL Y METAFÍSICA SÓLO ES EFICAZ EN UN CONTEXTO HISTÓRICO, DEL QUE DEPENDE Y AL QUE, SIMULTÁNEAMENTE, EXCEDE. Todos los Estados han reconocido y aplicado de hecho la razón moral de las tradiciones religiosas anteriores a ellos, las cuales servían también para la educación moral. La apertura a la razón y la medida necesaria de conocimiento del bien es muy diferente en las distintas religiones históricas, como también lo es la forma de coexistencia entre el Estado y la religión. La tentación de identificarlos e instaurar un absolutismo religioso del Estado, que corrompe también lo religioso, está presente en toda la historia.

LA FE CRISTIANA SE HA REVELADO COMO LA CULTURA RELIGIOSA MÁS UNIVERSAL Y RACIONAL. La fe cristiana sigue ofreciendo hoy día a la razón el sistema fundamental de conocimiento moral, que desemboca en una cierta evidencia o constituye el fundamento de una fe moral razonable y sin el que ninguna sociedad puede subsistir.

Como ya hemos dicho, el fundamento esencial le viene al Estado desde fuera, no de una razón desnuda, que resulta insuficiente en el ámbito moral, sino de una razón que ha ido madurando con formas históricas de fe. Es muy importante no suprimir esta distinción: la Iglesia no debe erigirse en Estado ni querer influir en él como un órgano de poder. Cuando lo hace, se convierte en Estado y forma un Estado absoluto que es, precisamente, lo que hay que eliminar. Confundiéndose con el Estado, deforma la naturaleza del Estado y la suya propia.

La Iglesia es para el Estado algo «exterior». Sólo así son ambos lo que deben ser. La Iglesia, como el Estado, debe permanecer en su lugar Y dentro de sus límites. La Iglesia debe respetar la naturaleza y la libertad del Estado para poder prestarle el servicio que necesita. Mas la Iglesia debe, asimismo, emplear todas sus fuerzas para que resplandezca en ella la verdad moral que ofrece al Estado y para que sea perceptible por los ciudadanos. Sólo si la verdad moral tiene fuerza en la Iglesia y forma a los hombres, podrá la Iglesia convencer a los demás y convertirse en savia para todos.



FUENTE:
POOLE, Diego: Pensamientos, Ed., 3000 99


FUENTE AMPLIADA:
POOLE, Diego: Pensamientos Ed. , , 3000


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