RESUMEN:
Jesucristo como el nuevo 'lugar' de todo culto, que sustituye al Templo. ¿Todavía necesitamos de un espacio sagrado, de un tiempo sagrado, de unos símbolos mediadores? Sí, los necesitamos, precisamente para que aprendamos, por medio de la «imagen», por medio del signo, a ver el cielo abierto, para que lleguemos a ser capaces de reconocer el misterio de Dios en el corazón traspasado del crucificado. La liturgia introduce el tiempo terrenal en el tiempo de Jesucristo y en su presencia.


TEXTUAL:
Pág. 64: La suya es una profecía de la cruz; lo que deja entrever es que la destrucción de su cuerpo terrenal será, al mismo tiempo, el fin del templo. Con su resurrección comenzará el nuevo templo: el cuerpo vivo de Jesucristo que ahora estará ante la presencia de Dios y que será el lugar de todo culto.



Pág. 68: El velo rasgado del templo es el velo rasgado entre la faz de Dios y este mundo: en el corazón traspasado del crucificado queda abierto el corazon del mismo Dios; en él vemos quién es y cómo es Dios. El cielo ya no está cerrado: Dios ha dejado de estar oculto. Por ello, Juan resume el significado de la cruz y, al mismo tiempo, la esencia de la nueva adoración de Dios en la misteriosa profecía del profeta Zacarías (12,10): «Mirarán al que traspasaron» (19,37). Volveremos sobre estas palabras que se repetirán con otro significado en Ap 1,7.



Pág. 82: De aquí deriva, a fin de cuentas, la respuesta a la pregunta de la que habíamos partido: después de que se rasgara el velo del templo y quedara abierto para nosotros el corazón de Dios en el corazón traspasado del crucificado ¿todavía necesitamos de un espacio sagrado, de un tiempo sagrado, de unos símbolos mediadores? Sí, los necesitamos, precisamente para que aprendamos, por medio de la «imagen», por medio del signo, a ver el cielo abierto, para que lleguemos a ser capaces de reconocer el misterio de Dios en el corazón traspasado del crucificado. La liturgia introduce el tiempo terrenal en el tiempo de Jesucristo y en su presencia. Es el punto de inflexión en el proceso de la salvación, el pastor carga sobre sus hombros a la oveja perdida y la lleva a casa.



Pág. 125: Todo el sentido expresado en la Pascua judía se hace presente en la Pascua cristiana. No se trata de recordar un acontecimiento pasado e irrepetible, sino hacer que, tal y como ya hemos visto, lo que ocurrió «una vez» se convierta en el acontecimiento para «siempre»: el Resucitado vive y da vida, vive y crea comunión, vive y da paso al futuro, vive y señala el camino.



Pág. 178: Lo que en los museos puede ser únicamente un testimonio del pasado que se contempla con asombro y nostalgia, en la liturgia se convierte en presente siempre vivo.



FUENTE:
RATZINGER, Joseph: El espíritu de la liturgia (Libro) , , Ed.Cristiandad, 2001 Madrid 64, 68, 82, 125, 178


FUENTE AMPLIADA:
RATZINGER, Joseph: El espíritu de la liturgia Ed. Cristiandad, Madrid, 2001


CLAVES: Cristianismo > Liturgia > Sentido de la liturgia