RESUMEN:
El bien final al cual tiende el apetito de todo ser es su perfección última. La perfección primera se posee por la forma, la segunda por la operación.


TEXTUAL:
I, 1, §3. Muestra la diferencia de fines. Ha de considerarse que el bien final al cual tiende el apetito de todo ser es su perfección última. La perfección primera se posee por la forma, la segunda por la operación. Por eso, es necesario que exista esta diferencia de los fines, que algunos fines sean las operaciones mismas, otros sean las obras mismas, es decir las obras que están más allá de las operaciones.



Para cuya evidencia ha de considerarse que hay dos clases de operaciones, como se dice en la Metafísica [Metafísica, IX, 8, 1050a23 ss]. Una, que permanece en el operante mismo, como ver, querer y entender, que se llama acción. Otra, es la operación que transita o pasa a la materia exterior y se llama hacer. El hacer es de dos maneras. A veces se toma alguna materia exterior sólo para usarla, como el caballo para montarlo y la cítara para tocarla. Otras veces se toma la materia exterior para cambiar de alguna manera su forma, por ejemplo, cuando el artesano hace una casa o un lecho. La primera y la segunda operación [ver, querer y entender; y usar la cosa como montar a caballo o tocar la cítara] no tienen algo hecho como fin, sino que ambas son ellas mismas el fin. Sin embargo, la primera es más noble que la segunda en cuanto permanece en el operante. En cambio, la tercera operación [hacer una casa] es como cierta generación cuyo fin es lo generado. Por eso en las operaciones de esta tercera clase las obras mismas son los fines.



FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Comentario a la Ética a Nicómaco (Libro) , , Ed., I, 1, §3


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Comentario a la Ética a Nicómaco Ed. EUNSA, Pamplona, 3000 (2000)


CLAVES: Bien ontológico > Bien tiene razón de fin