RESUMEN:
La avaricia puede entenderse en un doble sentido: como pasión desordenada de posesiones, en cuyo caso se opondría directamente a la generosidad, que consiste en tener el ánimo despedago de las posesiones, y como retención o apropiación injusta de bienes ajenos, en cuyo caso se opondría más directamente a la justicia.


TEXTUAL:
RESPUESTA. Debe decirse que la avaricia, en cuanto a su primera acepción, significa una desordenada ambición de dinero: pues como dice Isidoro en sus Etimologías [X, n.9], avaro procede de ávido de bronce (avidus aeris = avarus), en consonancia con lo que en griego se denomina "filargiria" [Cf. San Agustín: De libero arbitrio, III, c.17, n.48], es decir, amor a la plata. Por lo que, toda vez que el dinero es cierta materia especial, parece que la avaricia, según esta primera acepción es cierto vicio especial; pero por su semejanza, este nombre significa en un sentido más amplio, la desordenada ambición de cualquier clase de bienes. Y según esto, la avaricia es un pecado general, porque en todo pecado existe la conversión, mediante algún apetito desordenado, hacia algún bien mutable, y por eso Agustín, en el libro XI de su "Comentario literal al Génesis", dice que la avaricia general es aquella por la que alguien apetece algo más de lo necesario; y avaricia especial es la que se llama comúnmente amor al dinero.

(...) la avaricia se toma de modo especial como el amor a tener posesiones, las cuales se comprenden todas bajo el nombre de dinero, porque el precio de ellas se mide con dinero, como dice el Filósofo en el libro IV de la Ética.

Pero debido a que el pecado se opone a la virtud, es necesario considerar que tanto la justicia como la generosidad versan sobre las posesiones o el dinero, pero de un modo una y de otro modo otra. Pues la justicia busca el medio de establecer la igualdad en las posesiones, es decir, de modo que cada uno tenga lo que le corresponde; en cambio la generosidad busca dicho medio en las afecciones del alma, es decir, de modo que cada uno no ame o ambicione con exceso el dinero, y que se desprenda de ellas con gusto y sin tristeza cuando conviene y donde conviene. Luego, algunos hablan de la avaricia como el opuesto de la generosidad: y según esto la avaricia comporta una falta de desprendimiento en relación con las riquezas, y la superflua adquisición y retención de las mismas, bajo un superfluo amor al dinero. En cambio, el Filósofo en el libro V de la Ética se refiere a la avaricia como el opuesto de la justicia: y según esto, avaro se dice aquel que recibe o retiene lo ajeno contra un deber de justicia: pues a la generosidad opone, no la avaricia, sino la iliberalidad, como es patente en el libro IV [c.5], y con esto también es compatible la autoridad de Crisóstomo ya citada, y también lo que se dice en Ezequiel, XXII, 27: "Sus principios son como lobos que arrebatan su presa, derramando sangre y dando pábulo a su avaricia".


FUENTE:
CLAVES, Claves: claves (Libro) , , Ed., 2004 q.13 [Sobre la avaricia], a.1 [Si la avaricia es un pecado especial]


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Cuestiones disputadas sobre el mal Ed. Eunsa, Pamplona, 1997 (1268)


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