RESUMEN:
Los apetitos del hombre si la naturaleza humana no estuviera dañada por el pecado, apetecerían siempre conforme a la razón. Pero como consecuencia del pecado, apetecen a veces contra la razón.


TEXTUAL:
2. A la segunda hay que decir: La carne, mediante la concupiscencia del apetito sensitivo, apetece naturalmente lo que le resulta deleitable; pero la carne del hombre, por ser animal racional, lo apetece conforme al modo y orden racionales. Y, en este sentido, la carne de Cristo, mediante el deseo del apetito sensitivo, apetecía naturalmente el alimento, la bebida y el sueño, y otras cosas de este género que se apetecen en conformidad con la recta razón, como lo pone de manifiesto el Damasceno en el libro III n. Pero de esto no se sigue que existiese en Cristo el «fomes» del pecado, puesto que éste comporta el deseo de los bienes deleitables fuera del orden de la razón.


FUENTE:
Suma Teologica, III parte q.15, a.2, ad.2


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Suma Teologica III Ed. BAC, Madrid, 2002 (1223)


CLAVES: Apetitos del hombre > Contrarios a la razón?