RESUMEN:
La beneficencia: por qué los benefactores aprecian más a los beneficiados que éstos a aquéllos



TEXTUAL:
IX, 7, §1330. En segundo lugar, da la primera razón. Dice que a los benefactores, en relación con sus beneficiados, les ocurre lo mismo que a los artífices con sus obras. Todo artífice aprecia su propia obra más de lo que es apreciado por ella, aun en el caso hipotético que la obra se volviera animada. Esto es así, sobre todo, entre los poetas, que aprecian intensamente sus obras o poemas, como los padres aman a los hijos. Pues estas obras pertenecen más a la razón, según la cual el hombre es hombre, que otras obras técnicas o mecánicas. A esto se asimila lo que les ocurre a los benefactores atendiendo a sus beneficiados, pues favorecer a alguno es como hacer su propia obra. Por eso, los benefactores aprecian más a su obra, o sea, a los beneficiados, que éstos a aquéllos.



Una vez dados los ejemplos, pone una razón común. Dice que la causa de lo visto es que, para todos los hombres, su ser es elegible y amable. Pues cada ser, en cuanto es, es un bien, y el bien es elegible y amable. Ahora bien, nuestro ser consiste en cierto acto, pues nuestro ser es vivir; y, en consecuencia, operar, pues no hay vida sin alguna operación vital. Por eso, a cada uno le resulta amable realizar operaciones vitales. Pero el realizar en acto es de alguna manera la obra misma del que la realiza. Pues el acto del que mueve y del agente se da en el movimiento y en el paciente o receptor. Por eso, los artífices, los poetas y los benefactores tiene dilección a su obra, porque tienen dilección a su ser; y que cada uno ame su ser es algo natural.



FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Comentario a la Ética a Nicómaco (Libro) , , Ed.EUNSA, 2001 Pamplona IX, 7, §1330


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Comentario a la Ética a Nicómaco Ed. EUNSA, Pamplona, 3000 (2000)


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