RESUMEN:
Porque nadie puede aguantar la tristeza, en el alma del tibio nace un deseo de novedades y de divagación, de charlatanería y de curiosidad, una ininterrumpida búsqueda de cosas nuevas que sustituyan la pérdida de la inagotable sorpresa del amor divino


TEXTUAL:
p.80 La actualidad de los análisis de Santo Tomás se hace, si es posible, todavía más manifiesta, si vemos lo que dice sobre las hijas de la acidia. Junto con la desesperación, del seno del perezoso alejado de la grandeza del hombre amado de Dios, nace la «evagatio mentis», el espíritu errante, porque -así dice Tomás- «ningún hombre puede habitar en la tristeza». Por eso si el fondo del alma es la tristeza, se llega necesariamente a una continua huida del alma de sí misma, a una profunda inquietud. El hombre al hablar huye del pensamiento. Y puesto que se le ha quitado la visión hacia lo Infinito, busca insaciablemente sustitutos. Actitudes ulteriores reforzarán este comportamiento: la inquietud interior (importunitas, inquietudo), es decir una ininterrumpida búsqueda de cosas nuevas que sustituyan la pérdida de la inagotable sorpresa del amor divino; en fin la instabilitas loci vel propositi.



FUENTE:
RATZINGER, Joseph: Mirar a Cristo (Libro) , , Ed.Edicep, 2005 Valencia 80


FUENTE AMPLIADA:
RATZINGER, Joseph: Mirar a Cristo Ed. Edicep, Valencia, 2005 (1989)


CLAVES: Acidia o tibieza > Efectos