SEDUARDUS. Este tema requiere conocer la historia de lo que llamaron ‘derecho natural’. Ten en cuenta que la Edad Moderna difundió una noción del derecho natural, basada en individuos solitarios que vivían en el ‘estado de naturaleza’ y que, como desean llevar vida social, celebran un contrato de todos con todos en el que crean directamente un único poder político tal como lo conocemos ahora.

BELLAPERTICA. Pero esto no es lo que siempre se ha entendido por derecho natural.

SEDUARDUS. Refrena tu ímpetu. Lo que "siempre se ha entendido por derecho natural" es una noción muy equívoca. Lo cierto fue que, a la altura del año 1800, la idea del derecho natural estaba asociada a la del estado de naturaleza y los contratos sociales. Resultó fácil impugnar a esos individuos solitarios y a los Estados que ellos creaban mediante contratos, porque no los muestra la experiencia y se oponen demasiado al sentido común, que sólo ofrece hombres viviendo en sociedad. Al atacar la idea del derecho natural entendido de este modo, se llevaron al mismo tiempo y confusamente la idea de una moral universal: pues parece que el Derecho natural y la moral van de la mano. A esta actitud la llamaron en su momento Positivismo jurídico.

BELLAPERTICA. Pero, ¿cómo destruyeron concretamente la idea del derecho natural?

SEDUARDUS. A comienzos del siglo XIX la idea del derecho natural era una mixtura extremadamente confusa de rastros de doctrinas anteriores sobre la ley natural. Ya te he indicado que la más dominante era la que hablaba de los estados de naturaleza y los contratos sociales; no era la de mayor alcance porque fuera la más sólida sino, simplemente porque era la que habían estudiado aquellos hombres en sus Universidades y en los libros escritos entonces por los universitarios.

Junto a esta explicación se alineaban, de un modo que era más un sentimiento que no una teoría acabada, las explicaciones escolásticas que seguían manteniendo, con explicaciones de poca calidad, la existencia de un orden metafísico que mostraba lo que siempre era bueno y lo que eternamente era malo; esta noción de la ley natural se circunscribía entonces a los centros de enseñanza más conservadores, normalmente los Seminarios y Universidades de la Iglesia Católica.

Como ves, para atacar a las doctrinas sobre el derecho natural, era necesario combatir en dos frentes. Pero, por uno de estos chantajes que opera tan frecuentemente la historia, la negación de una versión conllevaba automáticamente el rechazo también de la otra, aunque en realidad se trataban de dos realidades doctrinales distintas. La negación del derecho natural se llevó por delante todo lo que se había entendido por tal cosa, sin matizar.