A mí me desconcierta mucho la moda actual de pedir perdón por las supuestas faltas y pecados que cometen otras personas, asumiendo su representación, cuando a lo mejor tales personas no han cometido ningún pecado. Lo cual es tanto como declararles culpables. Y también me desconcierta el calificar como 'víctima' a cualquier denunciante sin que se haya probado agresión alguna.

Qué pasaría si el actual presidente de Argentina, Alberto Fernández, pidiera públicamente perdón por unos supuestos abusos sexuales contra menores por una (imaginaria) denuncia, sostenida con un solo 'testigo', contra el Padre Jorge Bergoglio cuando era profesor o tenía responsabilidades de gobierno sobre los profesores y alumnos de un colegio en Argentina. Imagínense que, además, después de lanzar esa acusación pública, contraviniendo los principios básicos del derecho procesal, Alberto Fernández nombrara un "tribunal de excepción" para juzgar al que él mismo ya ha declarado culpable antes del juicio.

Por cierto, para los que no lo sepáis, un tribunal de excepción no es un tribunal formado por gente excepcional, sino todo lo contrario: por gente afín al resultado que se desea plasmar en la sentencia; un "tribunal de excepción" es un tribunal creado tras los hechos sujetos a enjuiciamiento para juzgar solo ese caso concreto y que se encuentra expresamente prohibido en el ordenamiento de los Estados de derecho por vulnerar el derecho al juez ordinario predeterminado por la ley y el principio de seguridad jurídica. Prohibido también en el art. 117.6 de la Constitución Española.

Además, condenar en los medios a una persona sobre la base de un solo testigo viola muchos principios de justicia, entre otros, un principio básico del derecho procesal: "testis unus testis nullus". Dicho principio está consagrado por la misma Revelación Divina: «un solo testigo no es válido contra nadie en cualquier falta o delito, sea cual fuere el delito que haya cometido. Solo por la declaración de dos o tres testigos será firme una causa» (Dt 19,15).

Y después de condenarlo en los medios, una vez convocado el tribunal de excepción antes del juicio, ¿os imagináis que el juez declarara culpable al acusado instándole a que pida perdón por el delito antes de comenzar el proceso?

¿No les parece que acusar de este modo al padre Bergoglio sería una injusticia? ¿No les parece evidente que dañaría no sólo el buen nombre, y posiblemente la libertad y patrimonio del acusado, sino también que causaría un daño inmenso a la Institución a la que Bergoglio representa y a toda su familia?

A ningún ser humano se le puede obligar a que se someta al abuso (sexual o jurídico) de una autoridad civil o eclesiástica, por muy alta que sea. En ambos casos eso se llama 'violación'. Y tanto más grave cuanto mayor sea la diferencia entre la autoridad del abusador y la del abusado.

DPD